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Mostrando entradas de diciembre, 2009

El telefonito es... una necesidad

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Recordando a la tía Yola y acorde con el lío del sábado para el domingo de carecer de celular por pruebas relacionadas con la posibilidad de mantener tu número al pasarte de empresa... recordaba mis antiguos números celulares... Cuando me robaron el primero, estaba en la combi y fue al toque apenas y me di cuenta... me compré otro al día siguiente. Aquel primer celular me duró 4 meses y el reemplazo con nuevo número me duró 4 años... qué loco de 4 meses a 4 años. El tercer celular era bien chiquitito y me duró 3 años y pudo ser más si no se me hubiera caído al río cuando yo me caí al río... jijijiji... se ahogó el pobre durante el viaje de promo con mis chicos de 5to F... y estuve sin cel por un mes, luego me compré un Nokia lindo precioso, con cámara, mp3, radio... todito lo que jamás tuve en un cel... jijijij... me duró menos de un año... se me quedó o me lo robaron en el bus interprovincial de mi último viaje de trabajo en agosto, quedé sin celular 3 maravillosos meses... y ahora de

Discusiones respecto a la Navidad

Es momento de sacar a la luz las discusiones que se vienen dando a mi alrededor con este tema. Debo aclarar de antemano que para mí la Navidad es hermosa, linda, preciosa, alegre y feliz; y que mi amiga de estreno del 2009, Kathy, la comparte como yo y se alegra como yo y la disfruta como yo. Sin embargo, existen algunas personas, y son varias, que sienten que la Navidad las ponen melancólicas y tristes, y que en sí ha perdido significado por el alto grado comercial que presenta y se incremente año con año; pues a estas alturas pareciera imposible concebir una Navidad sin presentes, pavo ni panetón. No niego que haya este lado oscuro y poco navideño del asunto; pero trato de verlo por el otro lado, si bien es cierto comemos pavo y panetón, en mi caso son cosas que hacemos en Navidad, no hay otra fecha en el año para ello y lo hacemos con la familia de mi tía, lo cual lo hace más lindo porque somos más alrededor de una mesa, para el tiempo que nos vemos en el año y que compartimos una c

¿El Perú es su gente?

Cuando pienso en el Perú, como suelo reflexionar en ocasiones en medio de mi "choledad", me encanta pensar en sus paisajes, en sus costumbres, en sus bailes, en su comida, pero cuando llego a la gente se detiene el buen concepto creado. He llegado a la conclusión que el Perú tiene mucho que ofrecer y un instinto creador y progresista por parte de algunos miembros de su población, pero también existe (en mayor escala) un grupo de peruanos altamente egoísta, mediocre, retrasado, envidioso, sin espíritu para trabajar en grupo (motivo por el que tampoco nos va bien en el fútbol) y carente en lo absoluto de la llamada mística de trabajo. Para el grupo mayoritario descrito, alguien que trabaja y se esmera, lo hace con el firme propósito de hacer notar la debilidad e ineficacia de la mayoría (mediocre y floja) o simplemente persigue algún interés (económico o cargo ejecutivo), como ellos anidan en el alma ese tipo de propósitos piensan que NO existen seres que quieran aportar desint

Leí sobre la enfermedad

Hoy me puse a leer sobre la enfermedad , mi enfermedad, una que tuve hace algún tiempo y que me duró más de un año (más de lo que pensé pero fue por darle malos tratamientos, o tratamientos equivocados o por simplemente confiarme en la pronta recuperación), y pensaba: "De algo sirvió padecerla"; primero porque lo que leo me gusta muchísimo como escritura, como potencial escritura, me gusto porque mi lado poético se vuelca un poco en ese dolor torpe y absurdo descrito en esas entradas; segundo porque la experiencia, la mala experiencia te sirve y muchísimo porque aprendes a valorar las cosas y las personas que realmente valen la pena. Todo es útil en esta vida, hasta los malos ratos; las experiencias amargas y la gente mediocre o mala con la que te puedas cruzar; las lágrimas, los golpes, los insultos, los malos y los peores momentos. Mientras leía cada palabra, volvía sobre mi propia vida, sobre cada vivencia mala apareada con algo bueno o dulce; y me di cuenta que, afortunad

Dos años sin Zoilita

No han sido fáciles estos dos años sin ti... cuando te recuerdo te escucho, cosa curiosa no te veo... "Las mujeres son como la perdiz, las mujeres son como la periz, alzan sus polleras, limpian su nariz, alzan sus polleras limpian su nariz"... y yo que pensaba, cuando niña, que solo me la cantabas a mí y resulta que las ochocientas mujeres salidas de su tronco crecieron alimentadas por aquella protagonista de la canción y sientiéndose cada una dueña de esa canción en sus momentos contigo. Ningún homenaje o palabra serán suficientes para expresar la gratitud de tener a mi mami conmigo y saber que de ti y gracias a ti es una mujer íntegra y noble a la que jamás llegaré a igual por más que me esfuerce. Gracias Zolita por mi niñez, mi tradición y mis buenos recuerdos, gracias por ser un buen motivo para seguirnos viendo y compartir nuestras vidas en medio de nuestras agitadas agendas. Gracias por vigilar nuestras vidas e interceder por nosotras allá arriba. Gracias.

Cuando uno expresa dolor

Cuando uno expresa el dolor de sentirse solo, abandonado, triste, golpeado, fracasado, perdido, decepcionado, "choteado", humillado; resulta una fuente de inspiración inacabada de frases dolidas y extraídas desde las entrañas mismas del sufrimiento para convertirse en formas que muestran angustia y tristeza en la que todos los lectores se sienten identificados y hasta felicitan a aquel que expresa su dolor con más dolor, mismo que llega a sentirse a través de cada palabra que el lector lee. Es curioso cómo el morbo nos lleva a explorar y explorar las palabras de ese ser que fue capaz de escribirlas; y que cuando se convierte en un ser feliz, ya lo dicho pierde valor o interés. La gente lectora de escritos (incluyendo los blogs) tristes, melancólicos o sufridos se regodea y siente el dolor ajeno o se identifica con él más que cuando lee algo de corte más positivo y alegre. ¿Se han dado cuenta de esto? Es más fácil problematizar las dificultades o dar palabras de aliento al apa

Con honestidad y franqueza: No veo cuando se termine el año.

No veo cuando se termine el año porque estoy cansada, harta, fastidiada con casi todo: mis alumnos y sus cosas inacabadas y sus miles de pretextos para ello, mis alumnos y su letanía, abulia y pereza; mis olvidos de gastos por no apuntar y tener tantas cosas que hacer importantes que sí apunto; los engreimientos de todo el mundo sin tomar en cuenta el tiempo de los demás (entre los que me incluyo como "demás" no como "engreído"); de convivir en el trabajo con gente a la que no soporto por ser egoísta, aprovechada, ociosa, calumniadora y falsa; de ver mi vida pasar y estar aquí sin poder, de momento, hacer muchos cambios porque mi media naranja y yo andamos en lados opuestos del continente; de extrañarlo más que antes y no poder abrazarlo; por último, de esperar a que el 2010 empiece y ver que demora tanto. Sí, ando ansiosa, ando creyente de que las cosas el año que vienen serán mejor, serán como las deseé antes cuando dije sí en el altar; ando esperando armar mi vid

El adviento

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Cuando se habla del adviento, estamos hablando del tiempo de espera de por Jesús: por su nacimiento cada año, por su segunda venida. No es mi pretención dar una charla católica aquí y ahora, pienso reflexionar, como siempre de mí y mi vida. He hecho en este blog continuas referencias a Dios, no he negado mi tendencia católica, pero hay algo que me he dado cuenta ayer mientras hablaba con Kathy saliendo del gimnasio: Yo soy una creyente "al revés", cuando ando en mis peores, me alejo de Dios; cuando estoy feliz lo busco para agradecerle. Antes, hace varios años, cuando mi vida se complicaba, le rogaba me diera una luz para salir de la desesperación en la que me encontraba; luego opté por dejar de ir a misa, de rezar y suspendía mis ritos, como si esperara que pase la marea por sí sola, dejé de hablarle y a veces sentía que dejaba de creer. Cuando mi vida se compuso, volví a él, un poco forzado al inicio por las circunstancias que me rodearon y luego con mucho gusto; luego otra