Hay una razón del por qué ya no están en mi vida

A lo largo de mi buenos 39 años han ingresado y salido gente de mi vida. Esto es: he conocido gente, he compartido con ella, y finalmente, siguen en mi vida y otras partieron.

Debo admitir que en buena parte es culpa mía haber dejado ingresar gente con ciertos transtornos: duelos no finiquitados, ciertos grados de incomunicación y socialización, problemas de bipolaridad severos, gusto por vivir en el limbo o la indecisión, y otros que ni siquiera se pueden describir o sí como la mezcla de todos los anteriores. Acepto y hago un mea culpa. Es que debo admitir también mi grado de solidaridad y esperanza que me hacían creer, no en una cura, pero sí en que alacanzaríamos cierto grado de adaptación... grave error.

Con o sin transtorno, la gente que fue expectorada, me expectoraron o se autoexpectoraron de mi vida, me dejaron aprendizajes vitales, pues finalmente se tradujeron en mi búsqueda de paz mental. Alejadas de todas ellas, he alcanzado un nivel de tranquilidad que desconocía. A veces la histeria, el estrés, la angustia y la ansiedad se vuelven parte de la vida, ingresas en el inconsciente colectivo de que la vida también tiene estos componentes como parte de ella... lo cual no puede ser más enfermo, y sí, termina siendo eso, algo muy enfermo. Terminas convirtiéndote en parte de una ecuación macabra dónde no se sabe quién es el más enfermo.

¿Dolieron algunas pérdidas? Claro que sí, sobre todo de las que pensé eran mis amigas. Qué fácil es reclamar a otros lo que supuestamente nos hicieron y qué dificil es mirar el daño que causamos. Qué fácil es reclamar a otros lo vulnerable que estamos, el poco apoyo recibido, la incomprensión manifestada, cuando no se dan cuenta que nos jodieron antes, mucho antes con sus impertinencias y reclamos cojudos. Supungo que la empatía es algo no desarrollado en la mayoría de la gente, incluso de las letradas, es una lástima.

Es verdad que ahora vivo apartada de mi país, mi sociedad, mi familia, de mi trabajo y todo lo que me era muy conocido desde hace más o menos 5 años; sin embargo ha sido lo más saludable para mí. Y a la distancia, no solo se tiene mejor perspectiva, sino que se mantine y conserva lo que vale la pena y sin duda quienes están ahora en mi vida son los que tienen que estar. No necesito más. Puedo afirmar que me he quedado con un selecto grupo de gente donde el cariño, la comprensión y la buena onda es de doble vía.

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