08-08-2022

 Ya llevo buenos años sin escribir en este blog… no espero que nadie me lea, me sirve más a mí que a nadie. De hecho creo que por no haber escrito en tanto tiempo mi nivel de ansiedad se fue a los cielos… 

En el tiempo que llevo sin escribir han pasado muchas cosas: me mudé de ciudad, empecé a trabajar, vino la pandemia del COVID-19 y papá murió. Esto último acabó conmigo, sentí un dolor inmenso, lloré a grito partido, desde un dolor profundo del alma… algo que jamás en mi vida había sentido… lloré desde el momento que supe que ingresaba al hospital con la terrible certeza de que no lo vería ni escucharía jamás… lo peor fue que murió en plena pandemia, con Perú cerrado en sus fronteras, sin vacunas aún, sin pasaporte… no pude despedirme de él… no pude darle un último beso… no pude abrazarlo por última vez… no lo ví más… y aún duele… duele físicamente en el medio del pecho y sigo llorando y lo lloraré siempre… 

Me haces mucha falta, papá… muchísima falta… siempre fuiste un padre presente para mí, siempre valoré tus consejos, tu palabra, tu presencia en mi vida… me has dejado un hueco inmenso… hay días que me siento tan desorientada, sin saber a dónde ir, qué hacer… cómo continuar viviendo… quisiera que me rescataras de este oscuro espacio en el que habito desde que no estás.

Después de casi dos años, te fui a visitar por primera vez a donde tu cuerpo reposa eternamente y ni leyendo tu nombre en esa lápida, ni leyendo la fecha de tu deseso…ni aún así puede creer que no estés en este mundo… mi lado científico jamás palpó tu frío cuerpo, jamás te vi ingresar al hospital, jamás te vi en tu ataúd… jamás estuve en tu entierro… ni en mis peores pesadillas, me imaginé no poderme despedir en tu partida de este mundo…

A veces siento que vivo por inercia, ya casi sin sentido… tú me explicabas la razón de mis decisiones… ahora no las veo sin tu guía.. me haces mucha falta… 

Ayúdame, papá… te necesito

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