Otros niños como yo: colegio y juegos

Para mí el inicio de todo me causa temor, la primera vez en todo es complejo; más por enfrentarse a lo desconocido que por el hecho en sí.

No recuerdo cuál fue mi primera palabra, ni delante de quién la dije... no sé quien tomó mi mano cuando empecé a caminar, si mi mami o mi papi, estoy segura que uno estaba conmigo y que el otro miraba, me lo imagino siempre así... ¿por qué? no sé, pero me parece una linda fijación.

Desde que tengo uso de razón, sé que mi mami trabaja así que es por ello que no participó mucho de mi vida escolar como otras madres; lo bueno es que, a pesar de su ausencia en las actividades, no crecí traumada ni sumida en una depresión producto del supuesto "abandono" de su parte. Esto se debió porque mi madre siempre me decía que se iba a trabajar, llegaba a la hora que prometía llegar, tenía una abrazo protector y un beso amoroso que me daban testimonio de su inmenso amor por mí. Nunca me sentí abandonada, aunque en el colegio nunca faltó una antipática que me molestara por la ausencia de mi madre, diciéndome que ella no me quería o que no le importaba... pero yo siempre tuve presente la calidad de tiempo de mi adorada madre hacia mí. Mi infancia, a pesar de las muchas antipáticas, fue linda.

Crecí en un barrio chalaco (Callao - Perú), Lincol 172, Bellavista - Callao... salía a jugar con muchos niños de mi edad; mi infancia fue sana y hermosa en ese sentido, crecí rodeada de otros niños como yo, y es lo máximo cuando hay 20 "mocosos" corriendo detrás de una pelota para jugar a "Mata - gente", "Los 7 pecados", "Kiwi" y otros para los que la pelota es un elemeto vital...

Recordar ello, me hace sentir nostalgia porque como todos siento la necesidad de volver a mi infancia, el gusto de perder el sentido de la responsabilidad y el deseo de olvidar las complicaciones que la vida adulta trae consigo.

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