Hay una razón del por qué ya no están en mi vida
A lo largo de mi buenos 39 años han ingresado y salido gente de mi vida. Esto es: he conocido gente, he compartido con ella, y finalmente, siguen en mi vida y otras partieron. Debo admitir que en buena parte es culpa mía haber dejado ingresar gente con ciertos transtornos: duelos no finiquitados, ciertos grados de incomunicación y socialización, problemas de bipolaridad severos, gusto por vivir en el limbo o la indecisión, y otros que ni siquiera se pueden describir o sí como la mezcla de todos los anteriores. Acepto y hago un mea culpa. Es que debo admitir también mi grado de solidaridad y esperanza que me hacían creer, no en una cura, pero sí en que alacanzaríamos cierto grado de adaptación... grave error. Con o sin transtorno, la gente que fue expectorada, me expectoraron o se autoexpectoraron de mi vida, me dejaron aprendizajes vitales, pues finalmente se tradujeron en mi búsqueda de paz mental. Alejadas de todas ellas, he alcanzado un nivel de tranquilidad que desconocía. A ve...