Ocupada en mi tristeza sin darme cuenta de mi alegría

He estado muy triste, pero lo que más me entristece es su vocecita al otro lado del teléfono apagadita y sin ilusión con una tristeza más grande que la mía, lo cual no creía posible, fue más grande solo porque se trata de él y su notoria penita de haber deseado algo, como dijo, con todo su corazón y no pasó. Cada palabra suya secó una a una mis lágrimas por mi motivo para hacer brotar otras por el suyo.

Me partió el corazón el solo tono de su voz, siempre alegre y optimista, que se tornó tan triste y desilusionada... Me partió el corazón el no darle alegría, sí porque él se merece alegrías, me da tantas a mí a diario que merece que al menos le dé una para él solito...

Estamos tristes, muy tristes, qué haremos después? No sé.

Entiendo que todo es voluntad de Dios, recuerdo que los últimos días decía: Que sea como Tú quieras, Señor, solo te pido que al final dejes en mi corazón al menos una gotita de esperanza... Por ratos la siento, otras pareciera que se va entre mis lágrimas, solo parece que se me va por los ojos, como para que no me quede nada... Más luego de escuchr su triste vocecita al otro lado del teléfono... La esperanza que Dios ha puesto en mi vida, es él (el de la vocecita triste) porque siempre tiene una frase alentadore y optimista; pero al escucharla triste y apagada, casi se me cuela por entre los ojos la gotita que pedí me dejara...

Hoy desperté, con menos agua en los ojos pero con mi gotita en el corazón, no he renegado de mi destino ni de sus designios, no he querido matar mi alegría, mi felicidad porque en mi destino, en mi vida sigue él (el de la vocecita triste) que, salvo ayer, siempre me da alegría y felicidad, y no todos tienen la suerte de despertar y dormir con la alegría en el corazón, como yo, cuando estoy a su lado... Si eso no es tener esperanza, qué es?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Parodia literaria de la vida... (una aclaración, solo por si acaso)

Quiero que seas siempre mi amigo, mi compañero, mi amante, mi esposo, mi todo.

Hay un punto en tu vida en el que te das cuenta: quién importa, quién nunca importó, quién no importa más, y quién siempre importará.