Hormonas que joden

Cuando tenía 15 y llenaba esos cuadernitos con absurdas preguntas sobre tu presente, pasado y futuro... había respuestas ya determinadas en mí: casarme a los 28 y tener bebé al año... antes de los 30... ¡qué fácil era solo escribir!

Ahora tengo 34 y mi vida dista bastante de lo que planifiqué, pensé o imaginé alguna vez... me casé enamorada a los 32 y de un buen hombre sin duda, creo no equivocarme que a lo largo de este blog y a pesar de lo humano que es, jamás contradije esa aseveración, pues tiene un gran corazón... la vida, el tiempo, el destino, la distancia, la visa, mi trabajo, mi personalidad, su olvido, el mío... tantas cosas... hicieron lo suyo...

El hijo se postergó que por una, que por otra, que por mil cosas... pero como dijo una amiga: "Una cosa es que una decida no tener hijos y otra que te lo imponga la naturaleza"... y ahora entiendo más por qué lo dijo.

Cuando tú lo decides, hay oportunidad para cambiar de opinión o tal vez no... pero la posibilidad está ahí... como una lucecita en el fondo del túnel... pero cuando la naturaleza te lo niega o está con la cuenta regresiva, te desubicas, no piensas, evitas tomar decisiones porque te estresas más, se hace muy necesario el gimnasio y el sauna, estudiar, trabajar, todo para no tener mucho tiempo para pensar.

No quiero tomar decisiones precipitadas y dañinas, pero tampoco quiero perderme el ser madre, no es justo, cuando eso lo he deseado por tanto... incluso mucho más que casarme... quiero una familia, un lindo y amoroso papá... un lindo y sano bebé y desvivirme por hacer de él un niño o niña feliz.

Solo el tiempo tiene la respuesta, solo el devenir de mis días y las cosas en su lugar me ayudarán a tomar las mejores decisiones...

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